Sigo sin entender la mayoría de las cosas que me rodean, pero me gusta tener algo que cuestionarme siempre. Hay quien piensa que hacerte preguntas respecto a todo es innecesario, que es mucho más fácil asumirlo todo y vivir como aquel barco de papel al que se lleva la corriente a cualquier parte. Estoy en desacuerdo. El ser humano está diseñado para no tragar entero, pensar es una obligación innata, pensar hace parte de nuestra naturaleza y es algo de lo que no podemos escapar, es involuntario, es necesario.
En ejercicio de lo anterior, me detuve a pensar en lo que nunca había pensado, entonces descubrí que había muchas cosas que pasaban desapercibidas para mí, que se habían escapado a mi agresiva vocación de investigador, pero una de ellas llamó sobre todas mi atención. El YO.
Hice un dibujo algo garabateado de cómo creo que soy y alrededor, formando un círculo pequeño, algunas preguntas. ¿Quién eres? ¿Cómo eres? ¿Te gusta como eres? ¿Gustos? ¿sueños? ¿Imperfectos?... y sobre aquel círculo pequeño escribí otras preguntas aún más profundas: ¿Eres feliz? ¿Qué piensas del mundo que te rodea? ¿Qué representa la palabra sociedad y el concepto hacer sociedad desde tu perspectiva?.
Las preguntas alcanzaron respuestas extensas y el resultado fue sinceramente liberador y sanador. Descubrí que los ojos también tienen la capacidad de ver para adentro y que son aún más útiles así. Hay algo fantástico en cada uno de nosotros, el reto es descubrirlo... cuestionarse, pero sin olvidar cuestionarte.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario