La navidad ya no es la misma, y aunque la vida con sus tiempos nos enseña a percibirla desde una perspectiva menos inocente, el latido de nuestros corazones se estingue entre bocanadas de afanes e insatisfacciones.
Se ve a la gente corriendo de lado a lado, cargando consigo enormes bolsas repletas de preocupaciones, bolsas en las que tambien llevan aquella baga intencion de originalidad. Uno buscando siempre vestirse mejor que el otro, y padres que, por muy prudentes que pretendan ser, ponen en evidencia el casi innato egoismo que los obliga a querer siempre más.
Los niños, con su natural ilución, esperan sus regalos, anhelando en sus corazones que por favor sean regalos que puedan presumirle a sus amigos. Los días se corretean imparables, uno detras del otro eternamente y, la clasica costumbre, se ve afectada por