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lunes, 21 de diciembre de 2020

Drácula - Bram Stroker

 

Ha llegado la oportunidad de hablar sobre esta increíble obra escrita por uno de los más grandes autores góticos del siglo XIX. Es mucho lo que ya se ha dicho de esta novela, y también los datos que se recogen sobre la vida del autor, por lo que me limitaré a ahondar sobre mi más subjetiva percepción sobre esta, repito, increíble Novela. 

LO BUENO: 

  • Drácula es una de esas novelas que transportan al lector valiéndose de las descripciones completas y la creación de atmosferas, que más allá de dar dinamismo a la historia lo que otorga es aquella sensación de amenaza y miedo... que impiden desprenderse del libro por mucho tiempo. Por ser una novela epistolar, se asume una excelencia argumentativa que da la impresión de que lo que se lee es real.
  • Las teorías y las supersticiones que se abordan también me gustaron.
  • Los personajes, algunos diplomáticos, otros no tanto, se hacen interesantes a partir de los diálogos, de su inteligencia, de sus desvaríos y equivocaciones. Todos tienen su momento de protagonismo y todos se adueñan de la atención cuando les toca intervenir. 
  • La novela está narrada desde el punto de vista de varios personajes mediante diarios, también hay fragmentos de periódicos, memorandos y telegramas. Esto es algo que aplaudo porque no es la misma línea narrativa durante toda la novela, todo el tiempo cambian las expresiones y percepciones. 
  • Otra cosa que me gustó de esta historia es que el autor no requirió utilizar escenas gore o explicitas para contarnos aquellos momentos "sangrientos",  sin embargo resultan perfectas.
  • Sabemos tanto como los personajes y asumo que esto es por la forma en la que está narrada la historia, por lo que para poder descubrir más debemos seguir leyendo...  

LO MALO:

  •  Me hubiera gustado saber más sobre el Conde, verlo en acción y no solo suponerlo. 
  • Por otro lado, y esto fue lo que más me inquietó negativamente sobre la obra, la participación de la mujer es doblegada y limitada en cierto momento. Tal vez se deba al pensamiento patriarcal de la época en la que fue concebida, pero hoy en día leer un texto en el que la mujer sea sosegada por el poder del hombre, sometiéndola a tareas menos riesgosas porque las otras "no son cosas para mujeres" resulta incómodo, aunque tampoco es para nada un pensamiento obsoleto.
  • No hay giros argumentales, o por lo menos no evidentes. Por esto no podría tacharse de predecible, pero si de lineal. 

En general puedo decir que es un muy buen libro, que se debe abordar sin muchas expectativas para no decepcionarse, sino con la intención de descubrir al vampiro clásico y aterrador. 

CALIFICACIÓN: 4/5

 


 

sábado, 5 de diciembre de 2020

El arte como revolución (Entrevista)

 Durante los años que llevo explorando la multiplicidad de conceptos que se crean a partir del arte, nunca me había puesto a pensar sobre el poder revolucionario del mismo. Una cualidad que se suma a los muchos hechos representativos que se desprenden del mismo, que van desde despertar profunda afección hasta precisamente provocar cambios en el pensamiento y proceder de un individuo o de un grupo social, a lo que llamamos revolución. 

Hoy quiero compartir con ustedes apartes de la entrevista realizada a un gran exponente del arte y amigo, que vivió de primera mano el efecto revolucionario del arte en su vida y que ha desarrollado una ineludible pasión por transmitir lo que sabe a generaciones futuras. Sus palabras guardan la determinación necesaria de quien entiende la importancia de practicar hábitos de vida como la creación y el estímulo, aferrándose a la creatividad, defendiendo minorías y proponiendo cambios sociales mediante su cuerpo. 

"Yo creo que actualmente los artistas estamos llevando un discurso..."

Jose Almoides es egresado en el año 2016 de El Colegio del Cuerpo, institución dirigida por los Maestros/coreógrafos, Álvaro Restrepo y Marie France Delieuvin; titulado como Intérprete de danza contemporánea en la triple dimensión coreográfica, artística y pedagógica. A sus 27 años, trabaja en procesos de creación escénica con la corporación cultural AXIA, sistematizando experiencias sobre actuación y dirección; exponiendo en la práctica conocimientos sobre técnicas de danza y cuidado del cuerpo. 

Joven, emprendedor y de vocación artística y pedagógica, con especial interés en la danza y sus beneficios. 

Considera que los retos fortalecen la forma en la que nos dirigimos en el día a día. Ama el estudio, es autodidacta y siente una especial atención  por los detalles. Ordenado, limpio y altamente disciplinado, pues está convencido de que dichas cualidades forman la base del buen desempeño de cualquier actividad.

Hoy nos hablará sobre su percepción del ARTE COMO REVOLUCIÓN, un tema que resultó ameno y que se convirtió en una oportunidad más para que nuestro artista revelara sus intenciones más sinceras y su fidelidad al empoderamiento minoritario.
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¿Qué representa el arte para Jose Almoides?

Las decisiones que toma un individuo repercuten en su vida de cualquier manera, ya sea modificando sus relaciones con los demás, construyendo un mejor futuro. Para mí el arte es la capacidad que tiene un ser humano de transformar. 
El arte es eso, algo transformador que construye desde sus diferentes enfoques, y sobre todo eso, una revolución. Yo creo que actualmente los artistas estamos llevando un discurso.

¿Por qué la danza?

La danza apareció desde muy niño. Siempre me sentí muy identificado sobre todo con estos ritmos locales que son superafricanos. En la adolescencia hice parte de un grupo folclórico en el colegio, y desde ahí me comenzaron a gustar todos esos movimientos de la cumbia, el bullarengue, el mapalé. 
Ya en la universidad tuve acceso a información, contactos, al grupo de teatro de la universidad. Entonces desde ahí comenzó a interesarme mucho todo este tema del cuerpo y las artes escénicas, pero sobre todo los movimientos que representaran emociones, violencia. Buscaba expresar emociones.

¿Qué te gusta de ser artista?

Lo que más me gusta es sentirme satisfecho con lo que hago respecto a mis trabajos artísticos o pedagógicos. Si yo considero que fue un trabajo honesto y que pude entregar todos los conocimientos que tenía, aunque el resultado no sea el esperado, eso me hace sentir satisfecho... es lo que al final del día me hace sentir feliz. Es esa sensación de que lo que estás haciendo está causando algo, que no es en vano. Pero sin público no hay arte. 

¿Crees que se puede aprender a ser artista? 

Creo que esto se trata de vocación. No sé si se pueda decir que se nace, pero sí que desde muy temprana edad hay una inclinación por algunas actividades o algunas manifestaciones. Yo siento que las escuelas se convierten en este centro de opciones en donde  los chicos que se sienten identificados con el arte de alguna manera pueden demostrarlo, expresarlo. 

Afortunadamente vivimos en una cultura en la que tenemos acceso al cine, a los museos, a productos artísticos constantemente. Entonces siento que desde muy temprano puede haber esa vocación que luego se sistematiza y formaliza.

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Definitivamente conversar con un apasionado por la expresión no es por menos inspirador.