La gente se muere, señores, se muere. Pero muere dos veces cuando su legado es silencio.
La gente cree que no hay inteligencia que supere la nuestra, como si pensar esto no hiciera de aquella inteligencia un tanto limitada y discutible.
La gente no cree en Dios, prefieren creer que lo que sienten hacia sus hijos viene de un órgano rojo que solo sienten.
La gente a veces no es gente, porque ser gente tal vez implique ser un poco más que eso.
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